La Fuente de Los Misterios


En algunos textos wiccanos (muy pocos desgraciadamente) se tiene la decencia de mencionar algo que es de vital importancia para nuestra religión, algo más importante que las herramientas, los procedimientos, los cantos, las letras y el humo del incienso que da ese ambiente “mágico” que tanto disfrutamos; y que de hecho es lo que le da significado a todo lo anterior: Los Misterios. Además de Los Misterios que se enseñan en la Wica tradicional, la vida está llena de claves, conocimientos arcanos que nos dan acceso a conocimientos superiores y que nos ayudan como buscadores a comprender el mundo en el que vivimos.


Templo de Delfos
Templo de Delfos

Fue en el Monte Parnaso, hogar de las musas de la Grecia antigua, donde se erigió el Templo al Dios Apolo. En este recinto sagrado estaba el, desde entonces famosísimo, oráculo de Delfos. Se decía que para que éste funcionara uno iba al templo a preguntar aquello que quería saberse, tras esto, se debían tapar las orejas con las manos y sólo destaparlas hasta salir del recinto y aquello que fuera escuchado primero sería la respuesta a nuestro problema.
Además de esta curiosa manera de adivinación a través de uno de los oráculos más antiguos, el templo de Apolo contenía unas cuantas frases que nos suenan sumamente familiares “todo con medida, nada en exceso” y “conócete a ti mismo” (ambas dichas por los sabios Solón de Atenas y Tales de Mileto respectivamente).


Hermes Trimegisto


Siguiendo esta línea apolínea vamos a la línea hermética, de Hermes “el tres veces grande” o Hermes Trimegisto, con cuya Tabla esmeralda comenzaban a reconocerse Los Misterios de la vida y de la muerte y de lo que más adelante los alquimistas buscarían como la piedra filosofal o la piedra de la transformación que llegaron a nuestros días como parte de los conocimientos ocultistas de la filosofía hermética y en cuyo mundo esotérico pueden encontrarse joyas disfrazadas de carbón.
La wicca, por igual, es una religión de Misterios, Misterios que se van conociendo sólo a través de la indagación profunda del ser, de la relación con Los Dioses, de la investigación, el estudio y sobretodo (y algo muy ignorado en estos tiempos de la mente) la práctica.


Aleister Crowley


Todo esto parece tener una densa e impenetrable barrera de misterio y algo que nos recuerda a “ser elegido”, “ser único”, “ser especial” y con esto nos vienen a la mente un montón de imágenes macabras de sociedades secretas, pactos y ritos ocultistas con muchas capas negras y fotografías en blanco y negro de tipos con gestos raros y símbolos poco estéticos (que solamente confunden en cuanto a su filosofía orginal que puede no ser tan macabra como parece). Incluso esta misma imagen y sentimiento se vive en la wicca donde los no iniciados muchas veces sienten que los iniciados tradicionales tienen un acceso especial a la información sobre la vida misma, Los Dioses, y toda clase de fantásticos saberes que no estarán a nuestro alcance mientras no seamos parte de un coven tradicional “de esos que vienen intactos desde Gardner” (mismos que son contadísimos y ni tan públicos ni prolíficos como publicitan algunos). Aún así, es importante aclarar que esta es una realidad vista sólo desde una cara de la moneda, pues aunque muchos no-iniciados se sientan así con respecto a los iniciados, la realidad es que del otro lado de la moneda no se tienen estas susceptibilidades ni esta imagen de mayor sabiduría.

Así que para volver ese muro denso en una cortina de humo más ligera y comprensible, citaré la gran pregunta que salta en nuestras mentes tras una brevísima revisión histórica y un poco de sentido común: Si todas las verdades vienen de las sociedades secretas, si todos los conocimientos tienen que ser aprendidos de una persona, que a la vez aprendió de alguien más ¿quién comenzó esta línea?, ¿de dónde sacó esta persona esos conocimientos?, ¿se trata de un alienígena con un cerebro gigantesco que vino a iluminar a los cavernícolas? ¿Se trata de una revelación de Los Dioses (que por lo visto antes parecían ser más activos que hoy en día)? ¿Se trataba de seres enviados para iluminar sólo a unos cuantos? Seguramente eso les encantaría a aquellos que encuentran placer en saber algo que los demás no, pero lamento romper con este romanticismo – mismo que atrae como abejas a la miel a mucha gente que ronda la wicca sólo por este sentimiento de lo oculto y “especial”- ya que indagaré un tiempo en la llaga.
Muchas veces se ha dicho (y lo repito) que la wicca no es para todos y no todos son para la wicca, por supuesto, así como no todos son para el budismo y el budismo no es para todos tampoco, así como sucede con todo en este mundo (Gracias a Los Dioses por la variedad) y algo similar es el matiz en grises que se vuelve esto de lo secreto y lo conocido. En pocas palabras, quiero decir que el conocimiento está aquí, presente, vivo, y al alcance de todo aquel que quiera alcanzarlo.

La clave del alcance está en este último: “Todo aquel que quiera alcanzarlo” (y aquí me refiero a la Voluntad). Los misterios de la naturaleza están a nuestro alcance, pero a cambio de un viaje durísimo, de esfuero, pasión, convicción y mucho trabajo, no es gratuito y esto, ya desde un principio lo hace exclusivo a quienes estén dispuestos a dar ese sacrificio y entrar a ese "bosque oscuro! Aún así, el conocimiento está aquí, presente, vivo y al alcance de todos, aunque no todos lo quieren y eso lógicamente los excluye de la búsqueda. Entonces, supongamos que nosotros queremos obtener ese “presente, vivo y alcanzable” conocimiento ¿Necesitamos ser los hijos de Yor-el para ir volando a la fortaleza de la soledad? ¿Necesitamos ir caminando hasta Mordor con una comunidad entera o caer en el agujero del conejo para obtenerlo? Tan ficticio es esto como el mundo de mis referencias apenas citadas, repito: todo está aquí, PRESENTE.
Entonces ¿está en otro plano imaginario o por qué no somos capaces de ver estos secretos, estas revelaciones a Los Misterios? La realidad es que sí podemos verlos, están frente a nosotros todo el tiempo, están dentro de nosotros, entran y salen con el aire que respiramos, los probamos con las manzanas, los olemos en la putrefacción, los sentimos en un abrazo e incluso los hablamos sin saberlo, y la realidad es que la mayor parte de nuestra vida, estamos sin sentir, oímos sin escuchar, pensamos sin estar conscientes y vivimos sin experimentar realmente.
Algo que siempre les menciono a los aprendices cuando comienzan su camino es: espera sorpresas, ya que comenzar a ver el mundo distinto es parte primera de la aventura, por eso mismo en este mismo blog puse que entrar a la wicca es como entrar en un bosque oscuro, es adentrarte en lo desconocido, que a la vez ha estado frente a ti toda tu vida, y posiblemente te preguntarás ¿por qué no lo he visto? Te explicaré un poco más:


Tabla Esmeralda


Fue también en la tabla esmeralda donde se menciona un principio más que filosófico ahora de aporte científico, que nos da una gran pista de por donde comenzar. “Lo que es arriba es abajo”. Bien lo explicaba Agrippa con el macrocosmos y el microcosmos y más adelante con el estudio de la composición del átomo, la proporción áurea que estudió da vinci y más adelante con la teoría de los sistemas; este supuesto filosófico lo vemos cada vez que trazamos el círculo mágico, cuando separamos alta magia de baja magia, cada vez que vemos utilizamos una analogía externa para expresar con precisión lo que sentimos en lo más profundo de nuestro ser.
Con este supuesto de seis letras, sencillo como sólo es lo que ha tenido milenios para aclararse y simplificarse a través del tiempo, tenemos la puerta de acceso a los misterios en la palma de nuestra mano, en nuestras huellas dactilares; en nuestro organismo vemos el complejísimo funcionamiento de la vía láctea, en nuestros tejidos los sustratos que colorean el tejido de La Madre Tierra, en nuestras emociones los llamados kilométricos de las manadas de las ballenas, en nuestros cabellos el crecimiento de los árboles del amazonas, en nuestras venas los rápidos de Norteamérica y en nuestras escamas de la piel las dunas cambiantes del Sahara. Somos la representación fidedigna de Nuestra Madre, somos parte del todo y a la vez representación de éste. Así también, con otras partes de este Gran Espíritu esta Gran Danza universal podemos aprender sobre nosotros mismos, las estrellas nos hablan sobre nuestras ideas, los huracanes de nuestra ira, las noches de nuestra oscuridad y las olas del mar sobre nuestra propia respiración.
Así como lo dice la frase que cito al principio, “conócete a ti mismo” es todo lo que tenemos que hacer para tener acceso a Los Misterios de La Madre, es conectarnos con nosotros mismos, abrir los ojos y querer aprender los misterios que Los Dioses tienen para nosotros, conectarnos con nosotros mismos y tener acceso a la World Wide Web no virtual donde todos los puntos se interconectan por sí mismos y las similitudes y puntos de unión brillan por sí mismos, como una gran telaraña de la que tanto se ha hablado en tantas culturas y de tantas maneras de la que formamos parte y de la que, conociéndonos, podemos obtener todo el conocimiento que queramos.
Todos formamos parte de esta red, somos parte de ella y tenemos acceso a todo lo que hay en ella, es cuestión de querer ver y esa es la fuente del conocimiento de todos Los Misterios.
Laramath